Como cada año, el 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor, establecido por la Unesco desde 1995. Se trata de una buena ocasión para fomentar la lectura, reconocer la figura del autor y procurar el fortalecimiento de la industria editorial de cada país, en un mundo cada vez más dominado por múltiples formas generativas de conocimiento.
Quienes trabajamos en el sector bibliotecario hemos asistido de manera recurrente a previsiones catastrofistas para el libro, generalmente ligadas a procesos tecnológicos, que se han avivado en los últimos tiempos con la voracidad de la Inteligencia Artificial. Y sin embargo, ahí permanecen, casi como seres vivos, creciendo con nosotros, acompañándonos en nuestra vida personal, académica o profesional. Ahora bien, cuando envejecen, cuando su información queda obsoleta o sus páginas deterioradas, cuando pierden su principal finalidad, ¿los libros mueren?
Nos hemos acordado de la leyenda de San Jorge, cuya festividad también se celebra el 23 de abril y hemos encontrado un paralelismo curioso: al parecer, cuando atravesó con su lanza al terrible dragón que atemorizaba al pueblo, de la sangre del animal muerto brotó un rosal cuajado de rosas rojas. Por esta razón hoy en día en muchos lugares el 23 de abril se regala una rosa junto a un libro.
En esta idea de que de algo muerto brota algo vivo, hemos basado nuestra campaña en la Biblioteca de Económicas para este Día del Libro: «Libros que florecen». Con un trabajo en el que ha participado todo el equipo, hemos elaborado unas rosas muy peculiares, cuyos pétalos proceden de libros expurgados, porque así, de alguna manera, los libros florecen de nuevo, como las rosas de la sangre del dragón.
Entregaremos una a cada persona que venga por la biblioteca en la semana del 21 al 25 de abril para llevarse un libro en préstamo, estaremos encantados de que seas una de ellas.
¡Te esperamos!